MI POSPARTO
Mi postparto no fue el ideal, debido a episiotomía y fórceps, durante los 10 primeros días no pude levantarme de la cama. El tiempo alivió mi dolor, pero si no hubiera sido gracias a las fisioterapeutas del suelo pélvico, hoy seguiría con dolor.
Cuando nació el niño y lo cogí en mis brazos, sentí una gran alegría e ilusión, pero no un amor tremendo. Sentí la responsabilidad, la necesidad de cuidarlo, de hacerlo bien. A cada momento lo tenía encima de mí y no quería que nadie lo cogiera en brazos, era mío.
De repente yo era madre y empecé a comportarme como tal, instintivamente, animalmente. Me lo puse en la teta, pero no se lo tomaba bien, me hacía daño, no abría bien la boca, se dormía…Tuve la ayuda de varias matronas, pero, desgraciadamente, no acertamos y se me hicieron heridas en los pezones. Más adelante, con la ayuda de otras matronas, con recomendaciones de amigas y con diferentes profesionales conseguimos mejorar la postura y abrir la boca, y aunque me dolían las heridas, mi instinto interno me impulsaba a ponerme al niño en el pecho. Fue un mes duro, lloré mucho por el dolor y el cansancio. Hoy en día, mi hijo tiene 4 años y sigue mamando, ha sido maravilloso ver cómo ha crecido comiendo de mí. Volvería a pasar un comienzo duro, para disfrutar lo que viene después.
A medida que paliaban los dolores, a medida que desaparecían los problemas para mamar, empecé a disfrutar más. Salir a la calle y compartir opiniones, problemas y alegrías con otras madres para mí era necesario, me daba vida.
Y poco a poco, con el paso del tiempo, empecé a sentir por mi niño esa llama de amor que al principio eché de menos. Cada día que pasa, me pongo a mirarlo y siento el corazón lleno. Y cuando pienso que ya no puedo amarlo más, más lo quiero.
Cada una de nosotras vivirá esta experiencia a su manera, y todos son lícitos, todos son buenos. Vive tu experiencia y realiza tu propio camino.
Irudia: meredithwestinphotography